Habia una vez en un reino muy lejano...en que todo el pueblo habia salido a la calle a celebrar lo que su gran equipo habia logrado...te puedo asegurar que la alegria que habia en aquellas caras era algo muy verdadero.
Se abrazaban con extraños como si fueran verdaderos hermanos...una alegria que a veces te emocionaba hasta que no podias reprimirte más y te largabas a llorar.
Pero en aquel mismo reino tan lejano tambien caian lagrimas de mucho dolor y desesperación.
En unos pedazos de madera que a falta de un nombre mejor les vamos a llamar "barquitos" venian grupos de otros Seres Humanos que no tenian nada que ver con las grandes carcajadas que se escuchaban en las calles de aquel reino.
Seres Humanos que son catalogados con la minima categoria por el solo hecho de que el color de su piel es diferente...
Que increible era observar lo que sucedia aquel dia en eses reino...todo el dinero del mundo estaba disponible para que unos muy pocos hombres le pegaran patadas de la forma más elegante posible a un objeto redondo que se ha convertido en el simbolo religiozo por excelencia: Una pelota de futbol.
Que mundo más loco...pero al otro lado del reino no habia absolutamente nada de dinero para otro objeto...un objeto que ya no tiene nada de valor...Seres Humanos (y sobretodo si han tenido la mala ocurrencia de nacer en Africa ).
Habia una vez en un reino muy lejano...un joven africano que llegaba a sus costas vistiendo la camiseta del Barca...estaba seguro que los habitantes de este reino lo abrasarian de inmediato como uno de los suyos...que pesadilla...de repente se despierta y se da cuenta que está atado de las manos en un avion camino de regrezo a aquel infierno...
Habia una vez un reino muy lejano que habia descubierto que desde ahora en adelante era la nueva Roma del mundo...la nueva religion del siglo 21 ya estaba dansando en sus calles.
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